En 2022 la superficie de hectáreas que se quemaron en el país alcanzó las 726 000, que es la cantidad más grande desde 2017 cuando fueron 716 000, según la oficina de Protección Civil.

El área afectada creció en 5.0 por ciento con relación a 2021 cuando fueron 660 735 las hectáreas incendiadas mismas que se concentraron en cinco entidades federativas.

Los estados que tuvieron las mayores superficies de hectáreas quemadas son: Guerrero (108 597), Durango (86 124), Jalisco (82 079), Chiapas (70 107), Chihuahua (60 754), Nayarit (50 424), Oaxaca (37 090), Sonora (34 092), Tamaulipas (28 277) y Coahuila (22 846).

Los incendios sumaron 6 702 y los estados que tuvieron más son: Estado de México (1 045), Jalisco (886), Ciudad de México (785), Michoacán (572), Chiapas (572), Chihuahua (511), Puebla (319), Durango (269), Veracruz (266) y Guerrero (245).

El Centro Nacional de Prevención de Desastres dice que 90 % de los siniestros se deben a descuidos humanos que luego toman proporciones masivas. Por efectos naturales son solo el 2.30 % de los incendios, según Protección Civil.

En 2019 el área afectada fue de 633 602 hectáreas con 7 383 incendios; en 2020, 378 928 hectáreas con 5 913 incendios y en 2021, 660 735 hectáreas con 7 259 incendios.

De acuerdo con el Instituto de Geografía de la UNAM, los desastres forestales tienen mayor incidencia en los bosques templados de pino, ubicados en la zona centro del país y alrededor de la Sierra Madre Occidental, Oriental y del Sur.

Y asegura que en las áreas naturales protegidas, la incidencia es menor porque ahí las comunidades aplican medidas de prevención. Esto es una buena estrategia para conservar bosques y selvas.

La temporada de sequía, en gran parte del país, va de enero a mayo, tiempo en el que realizan quemas de los terrenos para la siembra y el pastoreo de ganado, y con frecuencia el fuego pasa a las áreas forestales aledañas.

En 2022 los incendios que implicaron los mayores esfuerzos para poder contenerlos y apagarlos fueron los de Tepoztlán, Morelos y Santiago, Nuevo León.

El primero exigió 11 días de trabajo y la afectación tuvo lugar en 165 hectáreas y en el segundo se necesitaron 27 días de trabajo y el daño se extendió a ocho mil hectáreas.

@RubenAguilar

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