San Buenaventura, Chih.- Después de una gran fiesta familiar de 15 años y dos tormentones que alegraron las huertas, las parcelas, los potreros, al ganado y a los hombres del campo, este primer fin de semana veraniego fue de dicha y alegría en el pueblo, esperando que Tláloc siga abriendo con moderación sus llaves para que el agro chihuahuense produzca suficiente y las presas rebasen sus embalses.

Y con la alegría campirana reflejada en el rostro, vamos a entrarle al tema de esta entrega porque el hombre de Macuspana, que vive en palacio nacional, con su absurdo lema de "abrazos no balazos", al ser asesinados arteramente dos jesuitas y un feligrés dentro de un templo, por un asesino del crimen organizado, el gobierno de la 4T hizo realidad lo dicho por el Quijote en uno de sus textos: Sancho, con el clero hemos topado.

Y vaya que si Andrés ha topado con la Iglesia, concretamente con los jesuitas, los curas más preparados dentro de las órdenes religiosas católicas y estos señores, de todo nuestro respeto, no se andan por las ramas ni con rodeos, cuando se atacan o lesionan sus intereses, por eso ya le exigieron al Mesías tropical, que reflexione sobre su lema de "abrazos no balazos" porque el crimen o la delincuencia organizada lo están interpretando como "balazos y nada de abrazos", observación clerical que irritó y disgustó sobremanera al hombre de las mañaneras y los paseos provincianos de fin de semana.

Para el gobierno transformador de Andrés, será muy difícil aprehender al asesino de los jesuitas y al guía de turistas, pero para los jesuitas, más le vale al predicador mañanero que capture al asesino y cambie, radicalmente, la estrategia de combate al crimen organizado, lo cual también clama la sociedad mexicana que vive, aunque las autoridades no lo aceptan o lo nieguen, en un narcopaís y en completo estado de indefensión.

Lo que le ha calmado los nervios al "Jaguar" tabasquense, es que al asesino de los jesuitas y el guía turístico, como ser humano, no le pasó nada y goza de cabal salud y seguridad, mientras los pueblos de la Sierra Tarahumara y sus pobladores vivan en el terror, en el miedo, en el pánico.

Que Dios guarde al "benefactor" de los pobres, porque como nación, con la Iglesia hemos topado y con los intereses y las vidas de los miembros del clero católico, apostólico y romano, no se juega y menos tratar de darle, al papa Francisco, atole con el dedo. Vale.

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