BARRERA DE SOL

EL AVION Y LOS TOROS

No nos vamos a referir al Capitan P. A. Emilio Carranza Rodríguez, quien halló la muerte en un rayo asesino, ni al piloto aviador, paisano nuestro, Francisco Sarabia Tinoco, quien encontró la muerte en el río Potomac, según cuenta el popular corrido de este par de pioneros de la aviación mexicana. Por favor sigan leyendo.

Julio César el Emperador, no el boxeador, adoró Sevilla y por increíble que les parezca, también Cuauhtémoc, no "El Único Héroe a la Altura del Arte", sino este "escrebidor", que fue cristianizao con el nombre de Manuel Cuauhtémoc; Monreal por parte de "pare" y Rocha por parte de "mare" y ¡olé!.

Y por si lo anterior fuera poco, el poeta inglés Lord Byron, expresó: Sevilla, hermosa ciudad, quien no ha visto Sevilla, no ha visto maravilla, siendo nosotros de la misma opinión; cómo olvidar el barrio de Santacruz y la plaza de doña Elvira, os vuelvo yo a recordar y me parece mentira ¡joder!.

Pues bien, en la Real Maestranza de Caballería, de Sevilla, la tarde del 13 de septiembre (día de los "Niños Héroes en México"), de 1992, fue mortalmente empitonao por un utrero, el subalterno Ramón Soto Vargas, quien fue llevado a la enfermería de la plaza donde murió.

El nombre del marrajo, del novillo asesino fue: "Avioncito".

Es noche y tenemos que dormir porque el campo nos espera y hay que levantarse al clarear el alba, esperando les haya gustado esta efemérides taurinas y si no les gustó, qué bueno que ya la leyeron. Vale.

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