Ciudad Juárez.- Los Bravos de Ciudad Juárez vieron caer su invicto en casa esta noche tras perder por 1-2 ante los Zorros Rojinegros del Atlas.
El Zorro y el balde de agua fría.
Empezaba a caer el sol en las tierras de Juan Gabriel; pegaba de lleno pero también venteaba, como dándole tregua al poco entarimado presente en el Benito Juárez. Así arrancaba Víctor Alfonso Cáceres Hernández las hostilidades entre Bravos y Atlas.
No eran ni tres minutos de partido cuando Jordy Caicedo ya había agarrado desprevenido a la zaga fronteriza para el primer tanto. Balde de agua fría para los que todavía ni siquiera se terminaban de acomodar en la butaca.
Cerca de los primeros diez a los fronterizos no se les quitaba lo entumido. Aitor García empezaba a contar las millas por la banda de la derecha pero las torres rojinegras tenían fácil despejar la numero cinco. Al trece, Avilés Hurtado puso la primera con dirección al arco en un cabezazo directo a las manos de Camilo Vargas.
La primera con peligro de verdad también vino por conducto de la pierna derecha de Avilés. Un riflazo de media distancia cacheteado por el arquero tapatío. De recuerdo quedó nada más el grito ahogado de la sinfónica comunitaria presente en el graderío.
Llegábamos al 25 y los de Diego Mejía ya eran dueños de la posición y le ponían ritmo al partido; el único problema es que eran muy amplios pero poco profundos, para muestra los centros donde no llegaba nadie a cerrar la pinza
Dos minutos más tarde a Juan Manuel Zapata se le metía al espíritu un peleador de taekwondo y le propinó una patada por detrás al delantero fronterizo. Inicialmente le habían enseñado la tarjeta roja, pero una visita al VAR le cambio el color al cartón. Amarilla para el número 20 y un recuerdo a la mamá del árbitro de parte del respetable.
La escuadra fosforescente volvió a tocar la puerta a ocho minutos del entretiempo. Los únicos que encontraban química en la cancha se juntaron: El Chaka Rodríguez se la cruzaba a Hurtado y este se la estrellaba al cancerbero zorro en una rodilla. Dos minutos más tarde, el colombiano hacía lo propio para Agustín Urzi pero este se pasaba de ganas en el recorrido y se le adelantaba al esférico. Los de verde ya apedreaban el rancho de los visitantes, pero el gol todavía no caía.
Faltaban cinco para ir a las regaderas y el que había salvado la papas se caí al piso y se dolía, aparentemente una rodilla. Nada que el fisioterapeuta no pudiera arreglar con esa gran maravilla médica conocida como agua.
Habiendo curado al dolido y transcurridos los ocho minutos de agregado, Bravos se fue al vestidor con la desventaja en el electrónico: 0-1.
Déjenselo a San Judas….
Salía tarde el Atlas de vestuario pero el arquitecto de profesión, vestido como para funeral, daba inicio a la parte complementaria.
El rojinegro parecía recapacitar y le ponía una marca pegajosa cual calcomanía al equipo fronterizo. Reculaban los Bravos pero aguantaban la de gajos
Pese a no dominar el partido, los de Guadalajara duplicaron la dosis al 57 de manera inverosímil. La defensa Brava la dejó picar, le dieron órdenes a Alfredo Talavera de no salir y Jaziel Martínez terminó por puntear la pelota por encima del hijo pródigo de La Barca para el segundo tanto. Del otro lado de la cancha, Hurtado parecía San Judas, pero no podía con todo el paquete solo.
Casi la hora de juego en la frontera y a la cancha entraba Diego Valoyes: a San Judas le llegaban refuerzos. Había penal al 65. El silbante chiapaneco no dudaba en marcarla, Juárez venía la oportunidad de la noche y quien más iba a ser….Hurtado se disponía a cobrar. El veterano de 36 años vio fijo al arquero zorro, se encaminó y la clavó a la derecha para acortar la diferencia en el luminoso. Quedaban exactamente 20 minutos para destantear la balanza.
Nos enfilábamos al último cuarto de hora de partido y la línea de fondo verde cerraba espacios en la parte de atrás. No robaban la pelota pero si sacrifican la espinilla para aguantar los riflazos de Jordy Caicedo, Jaziel Martínez y Jorge Guzmán.
Faltaban cinco para el final del encuentro y a Bravos parecía faltarle el tiempo y el propio fútbol para salvar el punto. Para colmo de males un atlista se iba al piso y le comía segundos al reloj.
Se cumplía el reglamentario y el cantante chiapaneco agregaba nueve. Nueve que Bravos usó para aventar el balón hacia en frente en busca de un desvío que generara situaciones de córner; nada fuera de lo común para los de Diego Mejía.
Para desconsuelo del respetable, el cronómetro llegó a su fin y Bravos se terminó conformando con la derrota.