Religiones asiáticas tratan de salvar la esvástica
Foto: Associated Press

Sheetal Deo se sorprendió cuando recibió una carta de la junta de copropietarios del edificio de apartamentos del distrito de Queens en el que vive, la cual decía que su decoración de Diwali era “ofensiva” y exigía que la quitara.

“Mi decoración decía ‘feliz Diwali’ y tenía una esvástica en ella”, dijo Deo, una doctora que celebraba el festival hindú de las luces.

La cruz equilateral con los brazos doblados en ángulo recto es un símbolo sagrado de milenios de antigüedad en el hinduismo, el budismo y el jainismo que representa la paz y la buena fortuna, y también fue utilizada ampliamente por pueblos indígenas en todo el mundo en un sentido similar.

Pero en Occidente, este símbolo a menudo es equiparado con la Hakenkreuz, la cruz gamada de Adolf Hitler, un símbolo de odio que evoca el trauma del Holocausto y los horrores de la Alemania nazi. Los supremacistas blancos, los grupos neonazis y los vándalos han seguido usando el símbolo de Hitler para atizar el miedo y el odio.

Durante la última década, a medida que la diáspora asiática ha aumentado en Norteamérica, el llamado a reclamar la esvástica como un símbolo sagrado se ha vuelto más fuerte. A estas comunidades de fe minoritarias se unen nativos americanos ancianos cuyos ancestros han usado durante mucho tiempo el símbolo como parte de rituales de sanación.

Deo cree que ella y las personas de otras religiones no deberían tener que sacrificarse o disculparse por un símbolo sagrado solo porque a menudo se le asocia con su versión contaminada.

“Para mí, eso es intolerable”, dijo.

Sin embargo, para otros, la idea de que la esvástica pudiera ser redimida es impensable.

Los sobrevivientes del Holocausto en particular podrían traumarse de nuevo al ver el símbolo, dijo Shelley Rood Wernick, directora administrativa del Centro de Cuidados a los Sobrevivientes del Holocausto, perteneciente a las Federaciones Judías de Norteamérica.

“Una de las características del trauma es que destroza el sentido de seguridad de una persona”, dijo Wernick, cuyos abuelos se conocieron en un campamento de personas desplazadas en Austria después de la Segunda Guerra Mundial. “La esvástica era una representación del concepto que simbolizó la aniquilación de un pueblo entero”.

Para sus abuelos y los sobrevivientes ancianos a los que atiende, dijo Wernick, el símbolo es la representación física de los horrores que experimentaron.

“Yo identifico a la esvástica como un símbolo de odio”, manifestó.

Steven Heller, un historiador del diseño que radica en Nueva York y es autor del libro “Swastika: Symbol Beyond Redemption?” (Esvástica: ¿Símbolo más allá de la redención?), dijo que la esvástica es “un símbolo que genera intensas emociones en muchas personas cuyos seres queridos fueron asesinados criminal y brutalmente”. El bisabuelo de Heller murió en el Holocausto.

“Una rosa con cualquier otro nombre es una rosa”, agregó. “A fin de cuentas se trata de cómo un símbolo te afecta visual y emocionalmente. Para muchos, crea un impacto visceral y ese es un hecho”.

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